martes, 21 de abril de 2015

Sidreria Casa Antonio

Con esta entrada esperamos no decepcionar, pero fue una cagada por nuestra parte....

Básicamente porque solemos valorar el cachopo clásico (relleno de jamón serrano y queso) y en esta ocasión se nos fue el santo al cielo y, en vez de pedir el clásico, pedimos otras variedades. Deberemos hacer otra visita y probar el clásico para poder valorarlo pero, en cualquier caso, os contamos la experiencia.

Comencemos por comentar a qué lugar fuimos en esta ocasión. El lugar elegido fue la 'Taberna Sidreria La Cebada Casa Antonio' o, como se le suele conocer más habitualmente, Casa Antonio. Está ubicado en la parte de atrás del archiconocido Mercado de la Cebada, a escasos 200m de la salida de Metro de La Latina, lo cual lo hace especialmente apetecible para visitar en cualquier momento que se ande por el centro de cañas.
Nada más entrar caímos en un detalle que nos habían comentado. No era excesivamente cómodo porque las mesas son altas y se cena en taburetes. No es un infierno, porque no son los más incómodos que he visto... pero.. eso, son taburetes altos.
La zona de cenas

Pinchitos en la barra
La carta (no está tan sucia como parece.. era un estampado)


Antes de cenar mientras nos reuníamos, estuvimos tomando unas cervezas en la barra para tomar el pulso al lugar. Habíamos leído bastantes crónicas de visitas (como solemos hacer para elegir nuestros destinos) y en este caso había opiniones de todo tipo, buenas y malas y con críticas y elogios, bastante dispares.. así que nos decidimos a ir a salir de dudas.

Una crítica que leímos varias veces era sobre que los camareros eran unos sosainas (si no bordes). En un principio, en la barra, pudimos comprobar que un poco sosos sí eran (al menos la chica rubia que nos atendía allí), pero una vez nos sentamos a cenar, comprobamos que no se podía generalizar esa crítica y que el chico que nos atendió era bastante majo, nos pregunto, aconsejo y soltó algún chascarrillo...

Tras pedirle consejo respecto al tamaño de los cachopos (siempre viene bien hacerlo.. y estos tenían fama de grandes) nos recomendó que pidiéramos uno y picoteo.. o dos sin nada antes. Y eramos cuatro!! Eso nos picó el orgullo así que decidimos pedir dos y algún entrante. El entrante finalmente fue 'ligero'. Pedimos unas croquetas para hacer boca.., mitad de jamón y mitad de boletus. Las croquetas eran caseras. No son como las de tu abuela, pero estaban buenas y eran grandecitas.
Las sonny crockett
 
Como decía antes, pedimos dos cachopos. Tienen variedades no muy habituales de rellenos y como nos habíamos levantado esa mañana rumberos, pedimos cosas algo diferentes a lo habitual (como comentamos en la entradilla del artículo). Finalmente nos decantamos por uno de jamón y foie y otro de jamón, pimientos piquillo y queso La Peral (que nos explicó el camarero que era un queso fuerte, similar a Cabrales, pero sin la denominación de origen).

El camarero, sin fiarse de nosotros del todo, nos dijo que nos sacaba uno.. y que si podíamos con él, al ir terminando le avisábamos y nos sacaba el siguiente (lo cual nos dio a entender que los debían tener preparados y era solo darles un golpe de freidora.. lo cual se confirmó con los tiempos de entrega desde que le dijimos que lo trajera y apareció en la mesa con él).

El de jamón y queso La Peral estaba bueno, pero el queso es un poco fuerte para mi gusto aunque al resto de comensales les pareció muy rico. Así que si el queso fuerte no te gusta, esta variedad esta desaconsejada!! El otro cachopo que realmente fue el primero que sacaron (el de jamón y foie) nos decepciono bastante. Tenía un sabor un tanto agrio o amargo que no supimos muy bien a que se debía y no lo terminamos.. dejándonos además un regusto raro en el paladar y en la cabeza para lo que vendría después. (manejamos muchas teorías y ninguna especialmente agradable.. aunque quizá simplemente fuera que lo que usaron en vez de foie no lo era - se veía como una pasta blanquecina, cuando el foie no puede deshacerse así... Quizá era paté!)

He de decir que los cachopos eran bastante generosos y grandes (probablemente los más grandes que hayamos visto hasta ahora.. por extensión y grosor). Uno para dos personas se queda largo como no vayas con mucha hambre o no renuncies a picotear cualquier otra cosa!
Atentos al tamaño con el cuchillo como referencia

Relleno del queso La Peral.
La cuenta fue bastante comedida en relación con el tamaño (20€ cada cachopo), lo cual amortiguó el disgusto por el foie y nos permitió irnos a ahogar las penas a un bar cercano con un combinado fresquito.

La cuenta
 
 
Información:
Sidrería Casa Antonio
Facebook
Plaza de la Cebada, 12
28005 Madrid
Tel.:
626 58 68 67

Campeonato de Cachopos de Madrid 2015

Los amigos (referentes, precursores y semidioses) de La Guía del Cachopo informan a través de su cuenta en Facebook del comienzo de los preparativos de las próximas Jornadas y Campeonato 2015 de Cachopos en la Comunidad de Madrid, lo cual nos deja en un estado de júbilo y excitación que no nos ocurría desde el último concierto de El Koala.

Os dejamos el cartel como aperitivo.. pero en cuanto los participantes sean confirmados lo publicaremos por aquí. Id haciendo dieta!


lunes, 20 de abril de 2015

Restaurante Oviedo

El Restaurante Oviedo era una de nuestras cuentas pendientes desde hacía un tiempo. Por cierta fama que le precedía tras la lectura de algunos artículos en la red respecto a él y por proximidad geográfica (comodidad) respecto a los domicilios de algunos de los miembros del grupo.
Costó algún tiempo más del esperado, pero finalmente nos decidimos a darle el honor de ser visitado por nuestra hermandad y de pasar por el experto juicio de nuestros paladares y el ácido humor de nuestra ironía innata.

El restaurante está ubicado en una de las 'nuevas zonas' más interesantes de la ciudad: Madrid Río. Espacios verdes, jardines, sol y ocio lo rodean.. pese a lo cual nos dio la sensación de no tener una demasiado buena ubicación para ir. Ligeramente lejos de cualquier parada de metro nos hizo dudar si no nos lo habríamos pasado un par de veces mientras andábamos desde la glorieta de Pirámides. Además está algo escondido en los soportales de un edificio retranqueado respecto a la calle principal (el Paseo de Yeserías, que transcurre paralelo al ya mencionado Madrid Río). Supongo que para los vecinos del barrio sí que debe ser un buen punto para tomar algo.. pero para los forasteros pilla un poco a desmano.
(Cabe comentar que nosotros fuimos, como comentaba, al del Paseo de Yeserías.. puesto que los mismos dueños tienen otro con la misma denominación justo al otro lado del Río, en la calle Antonio López.. del cual no podemos opinar puesto que no lo hemos visitado, aunque asumamos estándares de calidad similares)

Pero bueno... vayamos a lo importante. El lugar y la experiencia culinaria.

Estuvimos tomando unas cañas en la barra haciendo tiempo mientras nos reuníamos el grupo completo y nos poníamos al día de las menudencias de nuestras mundanas existencias y cada ronda fue acompañada por unos aperitivos que, sin ser una delicatessen, estaban por encima de los habituales panchitos, patatas fritas y aceitunas que se encuentran muy a menudo en un bar medio.
Una vez terminado el repaso a nuestras últimas anécdotas indicamos al camarero nuestra intención de cenar. Creo que tienen un salón de comidas pero, al ser un día entre semana con no mucha afluencia de púbico, nos ubicaron en una zona contigua a la de la barra en la que había algunas mesas. La decoración y la mantelería eran un poco viejunos, pero nada escandaloso. Lo justo para provocar algún comentario jocoso de unos muchachos tan dicharacheros como nosotros con 3 cervezas en el cuerpo.

Al igual que nos ocurrió la última vez, la cita cachopera coincidió con un partido del Atlético de Madrid (Copa del Rey frente al Barcelona? Podría ser..) con lo que fue una agradable sorpresa para los miembros más futboleros del grupo ver que tenían un proyector en la sala en el que estaban poniendo dicho partido (aunque todos coincidimos en que la bombilla del proyector hacía mucho que había superado con creces su vida útil estimada).

En lo referente a la comida (a qué hemos venido a aquí??) fue agradable comprobar que mientras decidíamos qué pedir de comer y una vez con las bebidas ya en la mesa, no faltaron los aperitivos como en la barra (como dije antes, nada como para tirar cohetes, pero variado y un gesto de agradecer, dado que vas a pedir comida y su cortesía no se riñe con el razonable interés de todo restaurador de que mires la carta con el mayor hambre posible para que pidas mayor cantidad).
Aperitivos pre-cena (en la barra fueron mejores)
Tras ojear la carta nos asaltó la habitual duda en estos casos. ¿cómo de grandes serán los cachopos? Pedimos algún entrante? (claro!!) ¿Cuantos entrantes?
La solución, la de siempre: preguntar al camarero.
Tras su comentario llegamos a la conclusión de que nos podíamos permitir el capricho de pedir un par de entrantes y, aún así, pedir luego 3 cachopos para compartir entre 5 comensales (el tiempo diría que no nos equivocamos), así que solicitamos una ración de Calamares a la Romana y una de Sepia a la plancha. Somos tradicionales para ciertas cosas... ¿Y de beber? Albóndig... esto.. Sidra, por supuesto.
Calamares y sidra. La merienda de los campeones.
Dimos cuenta de esas raciones con una ligereza impropia para alguien que ha estado ya un buen rato picando en la barra y al que le esperan 3 cachopos.. Tanta ligereza que la sepia se escapó de nuestros reporteros gráficos.
Tras esto llegaron los cachopos, con un aspecto cuanto menos sorprendente.. aunque la sorpresa no fue tan grande puesto que ya habíamos visto por internet alguna foto del particular método de presentación con que los hacen en el Restaurante Oviedo.
Dicha presentación era el servirlos con lo que parecía ser una capa de queso gratinado por encima.. lo que le da un aspecto casi de lasaña más que de cachopo. El caso es que tras verlo y probarlo (mmm.. vale.. creo que fue rematando el tercero) uno de los del grupo se dio cuenta de que sabía demasiado suave para ser queso... y tras fijarnos en ese punto, llegamos a la conclusión de que era una bechamel muy suave en lugar de queso. Tan suave es la bechamel que realmente no es algo que cambie sustancialmente el sabor del cachopo salvo por lo sorprendente del aspecto en el plato.
Aspecto de los cachopos con la bechamel gratinada

Detalle de cachopo con cuchillo para calibrar tamaño
El caso es que tras la sorpresa inicial no tardamos mucho en hincarles el diente a los cachopos (observando que pese a la bechamel por encima el rebozado estaba crujiente), momento en que una de las características del cachopo de este restaurante se nos hizo evidente: la carne.
Los cachopos del Restaurante Oviedo se hacen con filetes de buey... y eso.. se nota. Más aún si se usan filetes de un grosor generoso y, bajo nuestro criterio, se consigue dar a la carne su punto justo para que se mantenga tierna sin sangrar en exceso.
La carne sonrosada nos dio muy buenas sensaciones
En esta ocasión el relleno de jamón y queso quedaron eclipsados por la calidad de la carne y la cremosidad general del conjunto.. pero algunas veces, en algunos escenarios, no destacar es lo mejor que puedes hacer para no estropear una estupenda puesta en escena coral. En cualquier caso, el relleno era muy correcto.
En resumen, y tras dar buena cuenta de los tres cachopos, la sensación general es que era uno de los que, en conjunto, más nos habían gustado de todos los que hemos probado.
El conjunto general era muy sabroso y sin tener la sensación de estar comiendo algo pesado o grasiento (teniendo en cuenta que estamos hablando de un cachopo, claro).

Fue tal el subidón por el sabor del cachopo (la última experiencia no había sido especialmente buena) que nos crecimos y nos animamos a pedir un postre. Optamos por unos frixuelos que, tras llegar a la mesa, comprobamos que es donde este restaurante saca margen económico por su baja relación calidad/precio.
Pequeños, casi sin relleno... decepción de frixuelos!
La decepción nos llevó a necesitar algo para remontar el vuelo (sí.. subidones y bajones de ánimo casi consecutivos.. así somos cuando se nos desequilibra el litio) y la opción fue clara: refrescantes combinados de bebidas espirituosas para facilitar la digestión nocturna de estos manjares.
Cada combinado salió casi por el mismo precio que ese triste frixuelo, así que .. compensó un poco la sensación de sablazo dulce.

La dolorosa fue comedida en esta ocasión pese a los excesos dulces y alcohólicos lo que hace que los cachopos de este restaurante (18 euros cada uno) se colocan cómodamente en el podium de nuestras preferencias personales madrileñas... y parece que sube ahí para quedarse.
Nuestro HAMOR por El Cogollo ha sido puesto seriamente en entredicho. Tendremos que volver pronto a renovar nuestros votos.

El tiempo lo dirá.


Información:
Restaurante Oviedo
Web - Facebook
Paseo de Yeserías, 45
28005 Madrid
Tel.: 91 474 73 80